Ver la soltería como un estigma o ser los "quedados" de la sociedad ya es cosa del pasado. Ser señalado por la individualidad y cuanto término se le quiera añadir. De hecho, ser soltera por convicción ha implicado que buscar su otra "mitad", casarse o compartir su vida en pareja, ni siquiera sea ya una prioridad . Elegir vivir solo, más que un acto de egoísmo, es una oda al individualismo, a la independencia y la autonomía , anteponiendo metas personales y profesionales, preferir el poder de decisión absoluto, la facilidad de lidiar con uno mismo y claro la libertad que todo eso conlleva, y así abandonar la visión del matrimonio como un objetivo en la vida; las prioridades son aquellas que brindan satisfacción propia, viajar, profesión y relaciones sociales. Acompañarse de la tan mentada soledad que a muchos aterroriza, ese pánico de las personas por verse "solas" a "x" edad, esa presión de los allegados de preguntar por ...