Alborada

Con la lluvia del invierno, con los días grises, con la humedad del viento, llegó la luz abriéndose paso por aquel camino pedregoso, aquel camino intransitable mas bien decían un camino inigualable. Quienes por ahí habían intentado transitar sin antes conocer, sin antes avisar solían decir "ese camino los ha de matar", no podían ver como aquel lugar les hacía palpitar, todo aquella belleza del camino al andar todo aquello que todos han de ignorar. Mas existió aquel que con paciencia entró, caminó, entendió y observó la belleza de un lugar que nadie antes pudo mirar, nadie antes pudo adentrar, los "demonios" de aquel lugar solo habían sido ángeles que cuidaban cada paso en su amar. Nadie supo si aquel salió ileso o si aún seguía preso de la magia, del silencio, del drama, de aquel apasionante y misterioso lugar....